miércoles, 21 de diciembre de 2011

Baecula

En las proximidades de las ruinas de la ciudad romana de Castulo, en un promontorio a orillas del río Guadalimar, se libró una de las más comentadas batallas entre romanos y cartagineses en la segunda guerra púnica, concretamente en el año 208 antes de Cristo: la taballa de Baecula. El valle del Guadalimar, en el alto Gudalquivir (provincia de Jaén) no es encajado, sino que está flanqueado por una penillanura algo levantada con promontorios aislados. Un poco más al norte está la ciudad de Linares. El paisaje es de campiña y olivares.

Tito Livio, contemporáneo de Augusto, y Plinio nos han dejado importantes informaciones sobre el enfrentamiento, en el que también participaron indígenas hispanos (iberos) númidas y baleares (estos últimos tambien hispanos). Aunque el ejército cartaginés dominaba una pequeña altura, el general romano mandó acampar, en una cota más baja, muy cerca, para desde allí ascender arriesgadamente. En el ejército romano se adelantaron los vélites, que consiguieron hacer retroceder a los soldados cartagineses y sus aliados. La arqueología ha podido confirmar algunos datos de Tito Livio y de Plinio. que hablan de las murallas de Castulo (arriba) de las calles y de algunos edificios (abajo).


El objetivo inmediato era la plata que ambicionaban los dos senados, el romano y el cartaginés, no la gloria ni la defensa de una u otra civilización. Uno de los que sabían de esto era el ayudante Lelio, que se distinguió en la batalla. Los cartagineses no consiguieron hacer valer el papel asignado a sus elefantes, que se espantaron ante el fragor. Unos 8.000 muertos se esparcieron por los campos, en las pendientes y en el río. La sangre corrió por las barrancos y encharcó las raíces que asomaban. Mientras los cartagineses huían hacia los Pirineos, los romanos hacían 12.000 prisioneros, de los cuales los iberos se pasaron en cuanto pudieron al bando romano con el fin de salvar su vida.

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