viernes, 16 de diciembre de 2011

Padres conscriptos

 (Uno de los escenarios de la guerra)

La guerra que se desató entre diversos pretendientes númidas en el siglo II antes de Cristo, de la que fue protagonista Yugurta (o Jugurta) se libró en el campo de batalla pero también por medios diplomáticos. Cuando Aderbal, hijo del fallecido rey númida Micipsa, se ve despojado del mando que anhelaba en Numidia por su primo Yugurta, antiguo aliado de Roma, realiza una serie de viajes a esta ciudad para plantear al Senado la necesidad de que intervenga en favor de la legitimidad que él dice representar. Salustio pone en boca de Aderbal palabras que quizá éste nunca pronunció con la elegancia que el autor latino supo darles, pero muestran los esfuerzos por hacer valer la diplomacia como arma: alega el númida ante los senadores romanos que su padre le había legado a él el reino norteafricano porque de esa manera Numidia estaría en amistad con Roma (que era como decir sometida a ella), "confederado y amigo del Pueblo romano".


A continuación se esfuerza en hacer ver a los senadores las crueldades de Yugurta, como si de dichas crueldades no supiese nada el Senado y el ejército romanos, que las habían practicado y las practicarían hasta la saciedad: muchos "han sido ahorcados, otros echados a las fieras; y los pocos que han quedado con vida, la pasan en oscuros calabozos, triste, llorosa y más amarga que la misma muerte"; para continuar "mis allegados, amigos, parientes, y demás parciales han sido oprimidos de mil modos". Luego continúa su discruso Aderbal: "...imploraría yo vuesto fravor, Padres Conscriptos, a quienes, por lo grande de vuestra autoridad, corresponde hacer que se aguarde cada uno su derecho y que los delitos se castiguen. Pero ahora, desterrado de mi patria, de mi casa, solo y necesitado de cuanto pide mi decoro, ¿adonde iré? ¿o a quienes apelaré? A las naciones o a los reyes, siendo, como son, todos contrarios a mi familia por causa de vuestra amistad?" (el subrayado es mío). "¿Podré acaso ir a parte alguna donde no haya bastantes memorias de hostilidades hechas por mis mayores en obsequio vuestro? ¿o se apiadará de mi quien haya algún tiempo sido vuestro enemigo? Finalmente, "Masinisa nos crió en esta máxima, oh Padres Conscriptos: que ninguna amistad cultivásemos sino la del pueblo romano, que no hiciésemos tratados ni alianzas nuevas, que harto bien defendidos estaríamos con ser vuestros amigos; y que si a vuestro Imperio fuese algún día adversa la fortuna, pereciésemos todos a la par".

Pero bien sabían los senadores romanos (padres conscriptos, dice Aderbal) que el abuelo del ahora implorante (Masinisa) había luchado con Cartago en Hispania contra las legiones romanas, incluso con éxito; otra cosa son las cambiantes circunstancias cuando las cosas no vienen bien dadas. 

Una serie de parlamentos de Aderbal y de Yugurta ante el Senado no darían el resultado que el primero deseaba: la guerra contra Yugurta continuaría y Roma decidió entonces actuar como lo que era, una gran potencia arrogante y deseosa de ampliar su influencia en África: dividió el reino en dos, uno para cada uno de los contendientes, pero Yugurta no lo aceptó, conflicto en el que Aderbal perdería la vida. Más tarde Numidia caería con todas las consecuencias bajo el dominio romano.

1 comentario:

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