sábado, 24 de diciembre de 2011

Reformas de Solón

 (Stoa del Pritaneo de Atenas en época romana)

... deseando Solón dejar todas las magistraturas en manos de los hombres acomodados, como entonces lo estaban, y mezclar en lo demás el gobierno, del que en nada participaba el pueblo, se valió del medio del catastro de los ciudadanos; y formó la primera clase de los que en áridos y líquidos cogiesen quinientas medidas, y de esta calidad les dio el nombre de "quinientarios"; la segunda de los que podían mantener caballo, y cogían trescientas medidas, y a estos los llamó "ecuestres"; y dio la denominación de yunteros a los de la tercer clase, que eran los que en uno y otro cogian doscientas medidas: todos los demás llamábanse proletarios o jornaleros, los cuales no eran admitidos a ninguna magistratura, y solo en concurrir a las juntas y ser tomados para jueces participaban del gobierno. 

 Solón fue un legislador ateniense que vivió entre los siglos VII y VI antes de Cristo, y a lo que se ve fue bastante pragmático, pues aunque puso orden en las leyes, no revolucionó nada. Es más, como la abundancia de pleitos hizo que estos tuviesen que ser resueltos por personas del bajo pueblo (solo... para jueces participaban en el gobierno) estableció el derecho a apelar, no fuera que las decisiones de los jornaleros constituyesen la última instancia. 

Estableció el consejo del Areópago de los que habían sido arcontes cada año, en el que por haberlo sido también tuvo asiento [Solón]; pero viendo al pueblo todavía alterado e insolente a causa de las deudas que había contraído con las clases ricas, nombró otro segundo consejo, eligiendo de cada tribu, que eran cuatro, cien varones, los que dipuso diesen dictamen con anterioridad al pueblo; de manera que ningún negocio se llevase a la junta pública si antes no había sido tratado en el consejo. Al otro consejo de arriba lo constituyó superintendente de todo, y conservador de las leyes, pensando que asegurada en los dos consejos, como en dos áncoras, estaba la república menos vacilante, y quedaría el pueblo más sosegado.

Solón estableció así un cierto equilibrio de poderes que, si bien institucionalmente quedaba claro, no así en la práctica, pues el goce de los bienes seguía estando en manos de una minoría. Esto ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia, pues por muchas reformas administrativas que se hayan hecho, si la estructura socioeconómica sigue intacta, los que detentan la riqueza suelen gobernar de facto aunque las leyes digan otra cosa de iure.

De las producciones solamente condeció la exportación a país extranjero del aceite, prohibiendo la extracción de todas las demás, y mandando que el arconte hiciera públicas imprecaciones contra los extractores, o en su defecto pagara cien dracmas al erario. (...) Pueden muy bien no ir errados, dirá cualquiera, los que afirman que en lo antiguo era también prohibida la extracción de los hijos, y que parece haberse dado el nombre de sicofanta [delator] al que denunciaba a los extractores. Dio igualmente ley sobre el daño que causan los cuadrúpedos, en la cual mandaba que el perro fuese entregado con una rastra de cuatro codos, de lo que parece haberse consultado a la seguridad. Da también que pensar su ley acerca de los que habían de ganar el derecho de ciudadanos, porque no lo concedió sino a los que salían de su patria a destierro perpetuo [es cecir, venían a Atenas], y a los que se trasladaban con toda su casa para ejercer alguna arte. Dícese que lo dispuso así, no tanto por repeler a los demás, como por atraer a Atenas a los que daba seguridad de disfrutar aquel derecho; y esta confianza la ofrecían, los unos habiendo perdido su patria por necesidad, y los otros habiéndola dejado por una meditada resolución. Fue asimismo establecimiento propio de Solón la ley sobre comer en la casa del común, a que lo llamó asistir por veces banquete [entonces un banquete era la comida que se hacía en casa de otro], porque no quiso que un mismo concurriese a él frecuentemente; y al que cuando le tocaba no quería asistir, le puso pena; teniendo lo primero por avaricia, y esto segundo por desdén y desprecio de las cosas públicas.

 Dio valor a sus leyes para cien años, y las hizo escribir en maderos cuadrados, colocados en nichos de madera que pudiesen girar, de los cuales todavía quedan algunos restos en el Pritaneo [la sede del gobierno], dándoseles el nombre de tablas, como dice Aristóteles; y Cratino el Cómico dice en uno de sus dramas:

¡Por Solón y Dracón! con cuyas tablas
Los Atenienses tuestan hoy el farro.

Cratino fue un comediógrafo ateniense que vivió un siglo más tarde que Solón, dedicando su obra a la sátira política. El farro es un cereal entre la escanda y el trigo.

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