sábado, 18 de febrero de 2012

Una interpretación de la primera cruzada



Para los musulmanes llamar cruzadas a las luchas entre los dos mundos puede resultar ofensivo, pues se trata de una denominación que se refiere solo a una de las partes en conflicto. Dicho esto no puedo dejar de utilizar el término, en primer lugar porque "cruzados" se llamó a los que se alistaron en aquellos ejércitos totalmente irregulares, donde iban desde experimentados soldados y generales hasta mujeres y niños, formando familias enteras. Para los musulmanes de la época, y así lo revelan sus fuentes, aquellos seres que invadieron los trritorios ocupados por ellos (turcos selyúcidas y sus vasallos) eran "francos". La memoria que existia en el siglo XI es la del antiguo imperio de los merovingios, Carlomagno y sus sucesores, que ocuparan buena parte de Europa occidental. 

Un aspecto de las cruzadas -de la primera a la que aquí me refiero- es el enorme recorrido que implicó, con todo lo que ello significa de penalidades, sufrimiento, muertes en el trayecto y necesidades insatisfechas. La geografía recorrida fue variadísima: valles y angosturas, páramos y mesetas, montañas y zonas desoladas. En el camino habría robos, pero también compras, recurriendo a los campesinos y comerciantes que salían al paso y se asombraban de aquella turba. 

Cuando el papa Urbano predicó la primera cruzada a finales del siglo XI ¿por quien se dejó aconsejar? ¿fue el mismo papa el inspirador o hubo otros? ¿Podemos considerar que el papa Urbano era un fanático, era un cristiano convencido de que defendía su fe de la mejor manera o ambicionaba acrecentar su poder político al ayudar al emperador bizantino en apuros? Una buena dosis de fanatismo parece evidente, pero no solo en el papa, sino en todos aquellos que le siguieron convencidos y en los opositores turcos. Aquel sería un mundo sin medias tintas: las dos partes se creían poderosas, las dos estaban en expansión, incluso el imperio bizantino, que volvería a tener una "segunda edad de oro" y sobre todo la cristiandad occidental, en la que los papas habían tomado una primacía evidente sobre reyes y emperadores. Por otra parte no se puede negar la importancia comercial de Palestina y las regiones circunvecinas, ya desde los primeros siglos del Islam e incluso antes. Era el centro entre Egipto, oriente, Arabia y Anatolia, antes de llegar a la Grecia europea.

Otro aspecto a tener encuenta es el de cómo se juzgaría por los protagonistas la muerte infligida al enemigo o los crímenes cometidos en el camino, la rapiña ejercida tras las victorias o los abusos de los jefes militares: el pecado en la Edad Media estaba muy presente en las conciencias, pero ante una moral totalmente relajada se pretendía compensar con una sobredosis de fe. El "no matarás" canónico se entendía con la excepción de si las víctimas eran "infieles", y como este calificativo se atribuía recíprocamente entre un bando y otro, el conflicto estaba servido. La "guerra santa" musulmana, más o menos desdibujada entre los turcos, cobró actualidad ahora con la predicación del papa Urbano, que al parecer prometió a los cruzados un perdón por los pecados cometidos.

La primera cruzada -como las posteriores- fue ocasión dorada para cometer crímenes de todo tipo, siendo de las primeras víctimas los judíos que salían al paso, primeros infieles para los cruzados. La ilegitimidad de estos hechos se agranda con el pillaje que siguió a los asesinatos, y todo ello no se evitó porque fuesen monjes acompañando a aquella monumental comitiva. ¿Que podían hacer unos cientos de monjes ante la decisión tomada por el papa y su corte? Haría falta un verdadero reformador que no existió en la época, como sí conocieron los siglos venideros. El coste de la cruzada debió de ser inmenso: armaduras, caballerías, animales para ser sacrificados, víveres, soldadas (pues habría mercenarios a los que la fe o la defensa de la cristiandad importaba un bledo)... ¿Que aspecto presentaría aquella turbamulta con mujeres y sus niños, acompañando a sus maridos y padres, pasando noches al raso, bajo el cobijo de abrigos naturales, acampando allí donde era posible y la prisa no lo impedía? Las enfermedades, las defecciones corregidas a golpe de amenazas se habrían producido.

La llegada a Constantinopla se produjo tras varios meses, sorprendiendo al emperador bizantino, Alejo, porque al parecer él había pedido al papa unos cientos de soldados experimentados y no aquel ejército que más parecía una amenaza para su ciudad. Las fuentes hablan de que sólo pasaron las murallas los jefes cruzados, negándose el permiso a todos los que les acompañaban, varios miles de personas. Esperando fuera de las murallas, mientras dentro parlamentaban los jefes cruzados y Alejo una estrategia que creo tuvo más de componenda o improvisación que de plan estudiado. Debe tenerse en cuenta que entre los cruzados estaban los normandos cuyos padres habían expulsado del sur de Italia a los musulmanes, formando allí un efímero reino. Y estos normandos ¿que tenían en común con los "civilizados" latinos o los habitantes del Mediterráneo europeo?

Irzyk, la antigua Nicea (al fondo, el lago)
Lo que sí parece obtuvieron de Constantinopla los cruzados es intendencia para seguir el camino; hasta el primer enfrentamiento en Nicea, ciudad entonces musulmana. Hubo dos estrategias: una guerrera e inútil, la de los cruzados; la otra diplomática y exitosa, la del emperador bizantino, que logró se le entregase la ciudad con burla para los luchadores occidentales. Una muestra de las desavenencias entre bizantinos y cruzados, entre el oriente y el occidente cristianos; una desconfianza que no cesaría ya nunca, aún salvando momentos comprometidos.

En futuros enfrentamientos los cruzados pudieron comprobar prácticas militares desconocidas para ellos, como la de los arqueros turcos acostados sobre sus espaldas, levantando los pies y colocando bajo sus plantas los arcos para lanzar las flechas, en cantidades nunca vistas y al unísono, con la fuerza de las piernas. Las carnicerías fueron imponentes, pero el mayor número de cruzados permitió a estos seguir camino hasta llegar a Jerusalén y formar allí los primeros estados cristianos de la época. ¿Para que? Para seguir en medio del enemigo, para que en adelante hubiese que organizar más cruzadas, durante dos siglos de absoluta ambición por ambas partes enfrentadas. Pero ¿era posible algún acuerdo? ¿Como imaginarlo en un tiempo belicoso como la Edad Media, donde la guerra era endémica e incluso una forma de vida?

¡Cuidado! Tengo mis dudas de que la Edad Media haya sido la época más violenta de la humanidad: el mundo antiguo está lleno de guerras y de miserias; los últimos siglos han conocido las más terribles guerras y solo unas generaciones anteriores a la nuestra han protagonizado el más atroz genocidio que conozcan los tiempos. ¿Aprendieron aquellos hombres de la utilidad o inutilidad de las cruzadas? ¿Se lo plantearon? ¿Hemos aprendido nosotros de la historia? Un blog al que sigo con frecuencia tiene en su cabecera una frase de Hegel que reza: "lo único que aprendemos de la historia es que no aprendemos de la historia".

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