martes, 3 de abril de 2012

Iglesia y monasterio de San Giorgio Maiore

Fachada, cubiertas y cúpula
Terminada la obra en 1576 con planos de Andrea Palladio, arquitecto veneciano, aunque la fachada fue terminada en 1610, una vez fallecido aquel, es una obra que influirá mucho en la arquitectura neoclásica. Es obra del renacimiento tardío, que anuncia el barroco no tanto por la incurvación de sus formas cuando por los volúmenes en resalte (compárese, por ejemplo, con San Andrés de Mantua o Santa María Novella: estas son iglesias del siglo XV con una traza en sus fachadas mucho más serena). 

Se trata de una basílica veneciana, por lo tanto consta de tres naves, las laterales más bajas y estrechas (como es tradicional) que la central, que está cubierta con bóveda de cañón, mientras que las laterales con bóveda de arista. Forma parte de su monasterio anexo y da a una plaza, como es común en el renacimiento por las preocupaciones urbanísticas de los arquitectos. 

Planta de la iglesia y el monasterio
La fachada consta de una sola puerta adintelada, aunque rematada por un arco de medio punto en cuyo tímpano hay un escudo, elemento decorativo que no encontramos, por ejemplo, en el siglo XV. Cuantro potentes plintos sostienen otras tantas columnas, mucho más gruesas que las delicadas del quattrocento, que sostienen un entablamento clásico y corrido (sin decoración). Sobre él un frontón con un pequeño óculo en el tímpano. El frontón y las cubiertas son rematadas por estatuas de santos, ángeles y, en el centro, la imagen de San Jorge. Palladio da a la fachada (que no construirá él) un aspecto clásico cuando en el interior hay tres naves, propias de las basílicas romanas antiguas y de las cristianas posteriores. Bajo en entablamento una lápida con una inscripción (algo que vamos a ver con frecuencia en la arquitectura barroca).

El crucero está formado por una sola nave, terminando a derecha e izquierda con formas absidiadas, y una cúpula en el trasepto sobre pechinas. Un prolongado ábside tras el presbiterio deja la cúpula casi centrada en el conjunto de la iglesia. Na nave del crucero tiene la misma altura que la nave central.

El interior es sobrio, pero con grandes proporciones en sus elementos: medias columnas adosadas a gruesos pilares dan a la nave central, mientras que dobles pilastras para el arranque del intradós de los arcos de medio punto. Los capiteles son de orden compuesto. 
Sección y planta

Palladio consiguió con esta iglesia una síntesis extraordinaria de la obra renacentista cuando las formas puras del quattocento estaban agotadas, pero no se dejó "arrastrar", como Vignola, por la exuberante decoración en el interior, ni siquiera por la ruptura de los elementos: lo que sí es novedad son las proporciones de los mismos, cercanos al orden gigante.

Interior de la basílica desde la nave central hacia la cabecera
 

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