martes, 8 de mayo de 2012

La capilla Brancacci

Pietro Brancacci debió ser uno de esos cardenales del siglo XIV que estaban acostumbrados al lujo, al dispendio y al mando en la Iglesia y fuera de ella. Para mayor gloria suya mandó construr una lujosa capilla en el brazo derecho del crucero de la iglesia de Santa María del Carmine, en Florencia. No iba a ser él menos que otros. Las obras comenzaron en 1386 y dicha capilla seria decorada más tarde por importantes pintores como Masolino, Masaccio y Filippino Lippi. 

Un descendiente del cardenal, rico comerciante florentino, fue el que encargó a Masolino, en 1424, los frescos que hoy vemos en la capilla, aunque con él estaba un joven que le aventajaría en el arte a pesar de su corta vida: Masaccio. Así empezaron a pintar las dos paredes de manera que no hubiese entre unas obras y otras grandes diferencias de estilo, color y punto de vista, de forma que los frescos están concebidos para ser vistos desde el centro de la capilla. 

La capilla Brancacci
Cuando Masolino se retiró de los trabajos, Masaccio continuó por su cuenta, pero las pinturas no serían terminadas hasta 1480 con Filippino Lippi. A lo largo de las dos paredes laterales y la del altar, los frescos están ordenados en dos niveles, uno inferior y otro superior. Entonces era común en Florencia que los frescos se pintasen como si de cuadros se tratase, con marcos pintados y elementos arquitectónicos como capiteles. El tema que se eligió fue la salvación de la humanidad a través de la Iglesia, es decir, su fundador Pedro. Algunos frescos narran episodios de la vida del apóstol inspirados en los Evangelios y otros en la Biblia.

"La expulsión del paraíso"
La pintura de arriba está en la parte superior izquierda de la pared, y es obra de Masaccio. Concibe la expulsión mediante dos desnudos clásicos con el dramatismo que la escena revela en el Génesis: Eva está representada con un rostro compungido y Adán se tapa la cara con sus manos avergonzado. Parecen salir de una puerta clásica, y un ángel, en ecorzo, ejecuta el mandato divino.

"El bautismo d elos neófitos"
Con un paisaje muy del estilo de Masaccio (ver la obra anterior) con relieves terrosos, en primer plano está Pedro (con el nimbro de santidad sobre la cabeza), acompañado de los que ya son sus discípulos (a la izquierda) y los nuevos cristianos esperando el bautismo, la entrada en la Iglesia como asamblea de fieles. La influencia clásica está en los estudios anatómicos y, en menor grado, en los plegados de la vestidudra de Pedro. Se encuentra en la pared del fondo.

Sus dimensiones son 1,55 metros por 1,62.

Reparto de lismosnas y muerte de Ananías
Ananías fue una autoridad religiosa judía que tuvo una disputa con San Pablo. Aquí San Pedro está distribuyendo limosna con otro apóstol mientras Ananías yace muerto a sus pies. Un cojo y pobres acuden a la caridad de Pedro: las construcciones tienen mucho parecido con las de Giotto un siglo atrás, obra que sin duda conocía Masaccio, sobre todo siendo fresquista, pero el pintoresquismo (el niño medio desnudo) es más propio del renacimiento.

Sus dimensiones: 2,30 por 1,62 metros.

Resurrección del hijo de Teófilo y Pedro en su cátedra
La leyenda (1) según la cual el hijo de una autoridad de Antioquia, Teófilo, fue resucitado por San Pedro a peteición de San Pablo, inspira esta obra. Teófilo está a la izquierda, bajo el alero de la casa, observando el milagro, acompañado de sus funcionarios y otros personajes; en el centro Pedro obra el prodigio, y a la derecha Pedro entronizado como fundador de la Iglesia, símbolo de la autoridad papal en momentos en que había sido ya discutida a lo largo de la edad media. Los personajes están ataviados con ropajes del siglo XV, y los monjes que se arrodillan a la derecha ante Pedro no pueden corresponder al siglo I de nuestra era. La arquitectura en la que se enmarcan las dos escenas es sencilla y austera, pero dominan en ella las líneas horizontales del clasicismo.

Este fresco se encuentra en la parte inferior de la pared lateral izquierda, y mide 2,30 metros por 5,98. 

Detalle de la obra anterior (parte izquierda)
"El tributo de la moneda" (abajo) representa tres escenas en un mismo fresco: Pedro, rodeado de los demás apóstoles, pregunta a Cristo si debe o no pagarse el tributo que las autoridades civiles exigen. Jesús le ordena que saque una moneda del interior de un pez (lo que Pedro hace a la izquierda) y entega el tributo al funcionario (a la derecha). El mensaje -según la crítica- es que solo la Iglesia puede autorizar el pago de tributos, pero es prudente y no buscará conflictos con el poder civil. Masaccio hace un estudio de perspectiva con edificios en profundidad, mientras que la escena central es muy realista, pues presenta a los pesonajes de frente y de espaldas al espectador, rodeando a la figura de Cristo. La gama cromática es muy parecida a la de los demás frescos de la capilla Brancacci, y en cuanto a las vestiduras hay una mezcla de las de época antigua y las que llevan el personaje de la derecha y el que está de espaldas, propias del renacimiento.

Las dimensiones son 2,55 metros por 5,98.


Detalle de la obra anterior (véase el paisaje típico de Masaccio)
Algunos han llamado a esta capilla la "Sixtina del siglo XV", pues constituye un claro precedente de la que Perugino, Miguel Ángel y otros decorarían en Roma. 

Los personajes de Masaccio, aún con el nimbro de santidad, son reales, no están representados como divinos, sino como humanos, con sus gestos, actitudes y asombros, como cualquier otra persona en una escena cotidiana. Conversan entre sí, se apiadan, pagan sus culpas, se bautizan, pero todo lo preside la Iglesia con su poder, no ya porque estos frescos decoran la capilla mandada construir por un cardenal, sino porque es la Iglesia como institución la que aqui se encuentra ensalzada a partir, sobre todo, de la figura de Pedro, su fundador. 

No son las únicas obras que se encuentran pintadas al fresco en esta capilla, pero sí una muestra de las que corresponden a Masaccio.
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(1) Santiago de la Vorágine fue obispo de Génova a finales del siglo XIII que escribió una "Leyenda dorada". Tuvo mucha influencia en la difusión, entre las clases cultas, de leyendas sobre primitivo cristianismo, historia de la Iglesia y otros mitos. Obviamentene no es una obra histórica, pero sí inspiró a varios artistas.

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