miércoles, 4 de julio de 2012

Obispos guerreros

Eclesiásticos haciendo el saludo fascista con Franco
Los ha habido en muchas etapas de la historia, sobre todo durante la Edad Media y el Renacimiento, dentro y fuera de España, pero aquí me voy a referir a varios de los que les tocó vivir los tiempos de la II República y la guerra civil de 1936. Mostraron una permanente tentación a convertirse en propagandistas de uno de los bandos en conflicto, formando parte del que resultaría vencedor y que sumiría a España en una larga dictadura. Utilizaron un léxico muy poco apropiado para personas que habían recibido instrucción amplia y humanística, y menos apropiado todavía para quienes se reclamaban cristianos. Muy al contrario, a la luz del cristianismo, cualquiera que sea la interpretación que se haga de él, los obispos a los que me voy a referir aquí (que no serán todos los que merecerían atención) claudicaron del cristianismo y prefirieron hacer oídos sordos a la misión para la que teóricamente ocupaban puestos jerárquicos en la Iglesia católica.

El cardenal Gomá es uno de ellos, primado de la Iglesia española y animador del primer franquismo, aunque luego se distanciase algo de él una vez que los intereses materiales de la Iglesia estaban asegurados. El mismo Múgica, represaliado por Franco, se mostró inicialmente favorable a los sublevados, aunque luego rectificase en parte. El obispo de Granada, Arriba y Castro, ya tras la victoria acusaba a la "anti-España" de que contaba "con todos los poderes del mundo y del infierno" (1). Pero antes ya había dicho sobre la República que había desplegado su "odio satánico a Dios y a la España católica... Pero es insaciable..." y luego califica a la guerra de "tormenta apocalíptica".

La Carta Colectiva de los obispos españoles, publicada el 1 de julio de 1937, cuando se iba a cumplir el primer año del comienzo de la guerra, es tanto más ofensiva porque ya se conocía el bombardeo de Guernica por la aviación alemana, el 26 de abril del mismo año. Gomá, con la autoridad que tenía, acusó a los gobernantes vascos, al lado de la República, de no tener talento ni conciencia, para continuar: "los pueblos pagan sus pactos con el mal" (2) . Los obispos de Córdoba y Ourense, el de Mondoñedo, se suman, junto con el "administrador apostólico" de Tui, Antonio García, a la retórica de la guerra. Algunos dicen que la guerra está inspirada por "la amorosa intervención de la Divina Providencia" (3).

El arzobispo de Santiago habla de "guerra religiosa y patriótica" (4). Algunos hablan de "poderes extraños" refiriéndose a la influencia del comunismo durante la guerra, pero no tildan de igual manera a la intervención directa de los ejércitos fascistas alemán e italiano. "Nuestro valeroso ejército", llama el obispo de Ávila al de los sublevados, haciendo votos para "la desaparición de la peste del laicismo y del marxismo satánico" (5). El de Córdoba se refiere al ejército sublevado como "nuestras armas", cuyos triunfos son debidos a "la ayuda del Dios de los Ejércitos" (6). Mención especial merece el caso del cardenal Segura, para lo que no hay mejor fuente que la relación epistolar que mantiene, durante varios años, con el dirigente carlista, Fal Conde. 

Alguno ya venía de una experiencia represora colaborando como miembro de la Asamblea Nacional Consultiva de Primo de Rivera, siendo nombrado por Franco procurador en Cortes tras la guerra. Agustín Parrado fue Consejero Nacional y procurador en Cortes durante el franquismo, como lo fue José Guerra Campos, por más que éste, al haber nacido en 1920, no tuvo participación en la guerra civil, pero si recibió recompensa del general Franco por sus servicios doctrinales. Eijo Garay fue Consejero Nacional de Falange Española Tradicionalista y de las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas, además de procurador en Cortes, em ambos casos nombrado por Franco. Marcelo González Martín fue Consejeo de Estado durante el tardofranquismo, Pedro Cantero Cuadrado fue procurador en Cortes y Consejero del Reino... 

No agotamos la nómina: solo quiero dar una nota divulgativa a algunos de los casos más notables de participación de jerarquías eclesiales contra la República española, en favor del ejército sublevado y del régimen instaurado con el general Franco. La Iglesia española, partícipe de una Epaña más atrasada que otros países de Europa occidental, no supo o no quiso adaptarse a un tiempo nuevo, como sí lo habían hecho muchos obispos franeses, belgas o ingleses, por citar tres ejemplos donde se comprenden dos de las ramas más importantes del cristianismo.
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(1) Boletín Oficial Eclesiástico del Arzobispado de Granada, 9 de abril de 1939.
(2) Gutiérrez Álvarez incorpora éste documento, como otros, en su tesis.
(3) El de Ávila: Boletín Oficial Eclesiástico d ela Diócesis de Ávila (varias fechas).
(4) Antonio Fernández: "La Iglesia española y la guerra civil".
(5) Boletín Eclesiástico de la Diócesis de Ávila, 7 de septiembre de 1936.
(6) Boletín Eclesiástico del Obispado de Córdoba, 2 de maro de 1938.


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