miércoles, 10 de octubre de 2012

Caral en los Andes

Yacimiento en Caral
En los Andes peruanos, más cerca de la costa que de las grandes alturas y al norte de Lima, se encuentra el centro de Caral, una civilización que floreció al mismo tiempo que lo hacía el Egipto de los emperadores nilóticos, que las dinastías de los reyes, lugales y patesi mesopotámicos. El paisaje es desértico o estepario; al este la gran mole andina y al sureste la montaña que parece cobijar el yacimiento que se extiende por la planicie, por la sierra y aún por la selva con otros asentamientos. Los arqueólogos hablan de una civilización pacífica porque los yacimientos no han arrojado armas guerreras, pero sí se conserva una parte sagrada de la ciudad, donde se yergue una de las pirámides más colosales conocidas. Junto con otros elementos, hoy han salido a la luz la gran plaza, varios barrios urbanos y anfiteatros o lugares para espectáculos.

Quizá sea la civilización más antigua de América y, como en los casos de Mesopotamia y Egipto, los habitantes tenían conocimientos sobre el tiempo atmosférico y sobre los fenómenos sísmicos. Su característica más importante, desde el punto de vista económico, es la actividad comercial.  El yacimiento fue descubierto en 1994 por la arqueóloga peruana Ruth Shady, y hoy está declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Ello permitió romper con la idea de que fuera de Oriente Próximo, el valle del Nilo, China o el valle del Indo, no hubiera existido civilización tan antigua capaz de desarrollar sus propias características. La diferencia es que en Caral no hay un gran río que explique el medio ecológico en que fue posible una agricultura floreciente y un asentamiento humano creciente, pero sí parece que había varios ríos de menor entidad y la evidente proximidad del Pacífico.

Han aparecido flautas y cornetas hechas con huesos, y por las construcciones sacadas a la luz cabe pensar que se trataba de una sociedad muy organizada y jerarquizada. El carbono 14 permite hablar de 130 dataciones, según la arqueóloga citada, lo que hace pensar en una prolongada perdurabilidad de esta civilización. En cuanto a la alimentación el principal producto era el pescado, pero también las patatas; utilizaron lana de alpaca, conocieron productos que podemos considerar como drogas y no solo para fines medicinales. Parece que el fuego y la música eran elementos presentes en sus ritos.

El quipu de Caral
La gran pirámide que se ha desenterrado es la construcción principal de lo que se supone debió ser una ciudad sagrada, con una gran plaza pública. Los edificios públicos están formados por plataformas escalonadas (con cierto parecido a las zigurats mesopotámicas, pero de menor altura). "Caral había logrado semillas de algodón natural pero rojo, marrón o beige por las que ahora se interesan muchas compañías", aseguró la arqueóloga.

Lo que no sabemos es por que fueron abandonadas las ciudades: ¿cambios climáticos? ¿terremotos? ¿grandes lluvias? o quizá una sequía prolongada de unos 100 años... ¿Pudieron tener los habitantes de Caral relaciones con civilizaciones nacidas posteriormente? Se sabrá más cuando se consiga traducir el quipu encontrado, "un sistema de cuerdas anudadas con el que se registraba la información".

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