viernes, 20 de septiembre de 2013

Los primeros anarquistas españoles

Además de la figura sobresaliente de Anselmo Lorenzo, cuando ya avanzaba la segunda mitad del siglo XIX y al calor de la fundación de la I Asociación Internacional de Trabajadores, fueron surgiendo núcleos anarquistas cuyos testimonios ponen de manifiesto la honradez, la ingenuidad y la claridad de ideas con las que aquellos hombres perseguían un ideal. Seco Serrano ha consultado la Biblioteca Arús donde constan muchos datos sobre los movimientos sociales de los últimos siglos. De este autor seleccionamos los textos que él ha recogido y que son cartas dirigidas de unos anarquistas a otros o de anarquistas que criticaban los comportamientos de otros dirigentes socialistas. Como es sabido, el introductor del anarquismo en España fue Giuseppe Fanelli, discípulo directo de Bakunin.

Francisco Tomás fue un ejemplo de anarquista de la primera época nacido a mediados del siglo XIX en Llucmajor y en Mallorca y Alcoy desarrolló su militancia sobre todo. A sus compañeros de Játiva les dirige las siguientes palabras en 1872: 

La Internacional no es otra cosa más que la unión universal de todos los que sufren, de todos los explotados, que desean emanciparse, que quieren ser hombres dignos y libres... Se entiende por anarquía la destrucción de todos los Estados políticos jurídicos-autoritarios y reunir en consecuencia a toda la humanidad en una libre Federación universal de libres asociaciones obreras agrícolas e industriales, como único medio para abolir los privilegios, la tiranía y la explotación; y que todos los seres humanos sean libres y dignos...

A unos trabajadores de Anna, al sur de la provincia de Valencia, dirige estas palabras en 1873: 

La anarquía, compañeros, no significa otra cosa más que la abolición de todos los poderes autoritarios y de todas las tiranías y el establecimiento de la verdadera libertad en la libre Federación de los grupos de trabajadores libres. El colectivismo no es otra cosa más que la transformación de la proiedad para que cada uno sea propietario del fruto de su trabajo y todos tengan el deber de trabajar para vivir.

En una carta a los anarquistas de El Ferrol, en 1872, les dice lo siguiente: Para los colectivistas anárquicos, siendo la Internacional el resultado espontáneo de las necesidades de los trabajadores del mundo, solo la práctica de la solidaridad debe ser el único punto y lazo de unión, pudiendo en consecuencia disentir en los medios, principios e ideas... Si la Internacional fuese una escuela económica, no sería posible reunir en su seno a todos los trabajadores del mundo, sería una secta, y no la unión universal de los asalariados y de todos los hombres de buena voluntad que desean la completa y radical emancipación de las clases trabajadoras. 

"Todos los hombres de buena voluntad": ¿y los que no están por esa labor, que se encuentran entre los trabajadores y entres sus explotadores? "Solo la práctica de la solidaridad...": ¿como es posible imaginar que la solidaridad se ha de extender tanto que haga posible el ideal anarquista? Hace falta tener una idea muy distinta de la real sobre los compostamientos y motivaciones del ser humano para hablar de esta manera.

Cuando se produce la ruptura entre marxistas y bakuninistas en el Congreso de la Haya de la I Asociación Internacional de Trabajadores, José Vidal, de Murcia, escribe en ese mismo año:

Con fecha 19 del corriente mandé una carta a la redacción del periódico "La Emancipación" [órgano de prensa marxista] en la que les felicitaba y declaraba estar conforme con la conducta observada por ellos, pero más tarde, cuando asiste a las discusiones derivadas de aquella ruptura, se arrepiente y dice: ...que sepan que estoy arrepentido de haber felicitado a los nueve traidores que constituyen la llamada Nueva Federación Madrileña, a los que no reconozco como internacionales. Dicha Federación era el origen de lo que algo más tarde será el Partido Socialista Obrero Español.

La rectificación de José Vidal es aplaudida por Severo Albarracín en carta a Jose Belda, otros dos anarquistas de la primera época. El mismo Albarracín escribe a los anarquistas de Brihuega (Guadalajara) en 1873: Los partidos políticos de los que en algún tiempo hemos esperado alguna cosa, nada nos pueden dar, porque sus intereses son contrarios a los nuestros... Y cuando se dirige a los internacionalistas de Estados Unidos se expresa de forma muy singular refiriéndose al fenómeno cantonalista que se está dando en España: No habeis podido apreciar con exactitud lo que sucede en España, porque los periódicos burgueses todo lo transforman y adulteran, y en el mismo defecto caen los obreros si cogen noticias de dichos órganos de la burguesía. El movimiento de Alcoy ha sido un movimiento puramente obrero, socialista revolucionario. El movimiento de Cartagena es puramente político y burgués. Tanto es así, que en Cartagena existe un gobierno enfrente del gobierno que existe en Madrid, como el gobierno carlista que existe en Estella está al frente de este último. Es decir, que en España por falta de gobiernos no se puden quejar los amantes de la autoridad, porque cuando no hace falta ninguno, tenemos tres.

Rechazando un intento de huelga Francisco Tomás, se dirige en 1872 mediante carta a sus correligionarios: Su bandera (la de los "farsantes políticos") solo puede lograr que los trabajadores sean carne de cañón, si son derrotados; y carne de burgués si logran el triunfo... No tenemos todavía la fuerza ni la organización necesaria para destruir todas las injusticias, y por esto, en lugar de prestar apoyo a los bullangueros políticos [se refiere a los republicanos de Barcelona y Manresa] secundando sus planes de ambición y mando, es necesario organizar a los trabajadores todos... 

El catalán Roca Galès, tejedor, tuvo preocupaciones por la formación de los trabajadores, y en un congreso en Barcelona consiguió que se aprobase la resolución que sigue: Debe procurarse, ante todo, que la instrucción de nuestra clase sea más alta y sea más eficaz... En las grandes poblaciones, centros de agricultura y de industria, se constituirán ateneos instructivos para adultos, procurando que estos sean subvencionados por los municipios o las diputaciones provinciales... Y en esta última parte incurría en la contradicción de recurrir a instituciones de poder negadas por los anarquistas, además de estar en manos de personal burgués. 

En 1872 fueron los anarquistas de Murcia los que dicen que se creen escuelas puramente internacionales, es decir, para anarquistas. ¿Como no entender estas propuestas si -siguiendo la investigación de Seco Serrano- la Unión de Obreros del Calzado de la Región Española (anarquistas) constató que en 1873 el jornal en los días de trabajo era de 6 a 14 reales, mientras que los gastos de manutención eran de 7 a 15 reales y las horas de trabajo en dicho sector oscilaban entre 11 y 16 diarias? El mismo Seco constata que las condiciones de trabajo de muchos obreros en la España de la época eran "infrahumanas", con trabajo "de sol a sol" y "salarios de hambre". Bien se puede comprender que se extendieran las ideas anarquistas (socialistas en toda regla) que impusiesen "un examen de conciencia" a la burguesía.

"Que yo sepa -dice Seco Serrano- no se han estudiado nunca detenidamente los sencillos programas ideológicos de los primitivos 'líderes' españoles, expresión de una mentalidad traducida en una radical vocación de justicia". 

1 comentario:

  1. Me maravillo de estos pioneros del anarquismo poco conocidos y olvidados que ya procura el sistema (educativo) de que sea así...cultura estatolátrica y doctrinaria.

    ResponderEliminar