martes, 3 de febrero de 2015

Gutiérrez de Cos y la independencia de Perú

Catedral y plaza de Huamanga



Pedro Gutiérrez de Cos nació en Piura (Perú) en 1750, en el extremo noroeste del país, y fue un ferviente defensor de la permanencia de Perú como colonia de España. Según Elizabeth Hernández (1) fue de ideas conservadoras, lo que no es extraño en un obispo, y se reafirmó una y otra vez en su monarquismo. Según la misma autora, cuando se proclamó la independencia de Perú en 1821, varios miembros de la jerarquía católica la rechazazon y abandonaron el país, uno de ellos Gutiérrez de Cos, que "simboliza la constante búsqueda de beneficios del clero peruano".

Gutiérrez de Cos procedía de una familia de "mediana posición" que le procuró los estudios eclesiásticos. Fue capellán de coro en la catedral de Trujillo y luego siguió un "cursus honorum" hasta alcanzar el obispado de Huamanga y más tarde de Puerto Rico. Incluso estuvo cerca de convertirse en diputado de las Cortes de Cádiz, lo que no pudo ser porque se le adelantó Sánchez Navarrete (2), que sí fue partidario de la independencia peruana.

Gutiérrez de Cos, durante la guerra de independencia peruana, se ocupó de "evitar que circulasen papeles subversivos en su jurisdicción", según Real Orden de 1818 en la que "se instaba a los obispos a impedir la introducción de los periódicos" partidarios de la independencia. Cuando el ejército de José Álvarez de Arenales, argentino aunque de origen peruano, llegó a la sierra central al mando de sus tropas en 1820, Gutiérrez de Cos se había refugiado en Lima abandonando su obispado en Huamanga. La capital, junto con Cusco, eran los dos centros de la resistencia española contra los independentistas.

Nuestro personaje -dice Elisabeth Hernández- es un claro ejemplo de la sociedad peruana que, hasta el último momento, hizo lo que pudo por mantenerse fiel a la corona de la que dependía. A ella debía de Cos haber formado parte del alto clero peruano, ello sin perjuicio de que "la formación intelectual recibida en los centros superiores de enseñanza vierreinales fomentaba esa profunda convicción monárquica". Los estudios eclesiásticos formaban en los principios jurídico-políticos, de forma que cuando la independencia de América hace su aparición, dichos principios se vieron amenazados.

"La mayoría de los obispos de Hispanoamérica rechazó la independencia porque la identificó como herejía o rebeldía frente a una autoridad política consagrada por la divinidad. Así se entiende que en la homilía de 1826 y en el informe de 1829, Gutiérrez de Cos sentenciase a los independentistas con muy crudas expresiones". Cabe imaginar hasta que punto los privilegios acumulados pesaron en la formación de un pensamiento que fue incapaz -al contrario que en otros casos- de comprender que la independencia, tarde o temprano, era inevitable.
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(1) "'Una columna fortísima del altar y del trono': Pedro Gutiérrez de Cos, obispo de Huamanga y de Puerto Rico (1750-1833)", Universidad de Piura, Perú, Hispania Sacra, 122, 2008.
(2) Elizabeth Hernández, "Peregrinación y desconcierto: El diputado peruano en Cádiz, José Antonio Sánchez Navarrete...", 2012.

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