jueves, 22 de octubre de 2015

Atenas en época de Epicuro


Moneda griega de época helenística


Epicuro vivió, sobre todo, en Atenas y en Samos cuando en la primera ciudad tuvo lugar uno de los períodos más turbulentos de su historia, el que media entre la guerra contra Filipo II de Macedonia (340-338 a. de C.) y el comienzo de la guerra de Cremónides (267). Para los atenienses, o para su oligarquía, los macedonios eran unos extranjeros que no merecían estar a la altura de los griegos. Así lo demostró Demóstenes en sus “Filípicas” y en su declaración de guerra, comprometiéndose la ciudad de Perinto (al oeste de Bizancio) con Atenas, por lo que sufrió un asedio en 338 a. de C. Ya antes había sido asediada Bizancio. La batalla que se libró en Queronea (Beocia) llevó a Atenas y sus aliadas a la derrota.

La guerra de Cremónides (267-261 a. de C.) también tuvo como enemigos a una coalición de ciudades griegas y Macedonia. Atenas y Esparta, entre otras ciudades, deseaban volver al régimen perdido de independencia, incidiendo en ello el rey grego-egipcio Ptolomeo II Filadelfo, que deseaba restar influencia al reino macedonio. La coalición griega estuvo comandada por Cremónides, uno de los más destacados opositores a los antigónidas macedonios. El final de la guerra fue también el fin de lo que quedaba de independencia de Atenas y otras ciudades griegas.

Aunque Epicuro no había nacido en Atenas se le considera ateniense, pues era miembro de una cleruquía en Samos. Los clerucos fueron ciudadanos a los que se concedía un lote de tierra para que defendiesen un territorio, en este caso Samos, que había sido conquistada por el estratego ateniense Timoteo en 365 a. de C. Su familia era de extracción relativamente humilde y en Samos nació Epicuro a principios de 341 a. de C., pocos años antes de la derrota de Queronea.

Pero la derrota supuso una afirmación de la democracia, de forma que a partir de 338 se construyeron nuevas atarazanas en el Pireo y se incrementaron cada año con el objetivo de combatir la piratería en el Egeo (1). En 330 se inauguró un estadio (el llamado de Licurgo) y por estos años se añadieron nuevos asientos en el teatro de Dioniso, se renovó el Liceo, con su palestra, y la Pnyx (2), la colina donde se reunía la asamblea. En fin, se erigió un templo en honor de Apolo Patroos (de los antepasados) en el ágora.

Poco después de la muerte de Filipo (335), Eucrates introdujo una ley contra la tiranía y la oligarquía y se reformó el entrenamiento de los efebos, de los que formaría parte Epicuro y el comediógrafo Menandro que, al contrario que aquel, procedía de una familia pudiente. A partir de los dieciocho años, todo efebo ateniense debía servir dos años, el primero de los cuales en Muniquia (colina fortificada cerca de el Pireo) y en el Pireo y el segundo en el territorio rural de la ciudad. Los efebos aprendían atletismo, a luchar en formación, a tirar la jabalina, a manejar el arco y a emplear catapultas. Esta coyuntura fue aprovechada para estimular un movimiento antimacedónico en Atenas encabezado por Demóstenes e Hipérides, este discípulo de Platón.

Epicuro conoció durante su juventud la conquista de una parte de Asia por Alejandro y con el comienzo de la guerra lamíaca llegó a Atenas. Esta guerra se desarrolló entre los años 323 y 322, un conflicto en el que intervinieron Grecia y sus poleis aliadas contra Antípatro el macedonio, que acabaría definitivamente con la autonomía de las poleis. Una guarnición macedonia se instaló permanentemente en Muniquia y los retores Hipérides y Demóstenes fueron condenados a muerte, se estableció en Atenas una oligarquía que solo reconoció la ciudadanía a los que contasen con una fortuna considerable.

Para Epicuro las consecuencias fueron graves, pues tuvo que volver a Samos, pero al poco tiempo los clerucos atenienses fueron expulsados por Pérdicas, uno de los sucesores de Alejandro. Pero los clerucos no fueron expulsados sin oposición, hasta el punto de que en 319, el general macedonio Poliperconte decretó la vuelta de los atenienses, aunque tal decisión nunca se hizo efectiva. Epicuro quedó convertido en un meteco, un extranjero en su propia tierra. Según José Pascual estuvo en Teos, en la costa oeste de Anatolia, donde frecuentó al filósofo Nausífanes, discípulo de Demócrito. Luego estuvo en Colofón (Jonia), Mitilene (en la isla de Lesbos) y Lámpsaco (en el estrecho de Dardanelos) y es en estos años cuando Epicuro comenzó a dedicarse a la filosofía, abriendo una escuela y teniendo a sus primeros discípulos. Luego volvió a Atenas en 307, pues había tenido lugar el final de la oligarquía, además de que se produjo una querella entre Epicuro y la escuela peripatética, pues había empezado a criticar al aristotelismo.

También influyó en la vuelta de Epicuro a Atenas el decreto de Sófocles, datado en el año 307 a. de C., por el que todas las escuelas de filosofía obtuvieran licencia de la Asamblea para poder actuar. Tras su aprobación, los filósofos, encabezados por Teofrasto (3), rechazaron que se pudieran controlar sus actividades y abandonaron Atenas. El escándalo fue grande y Filón, un antiguo discípulo de Aristóteles, acusó a Sófocles de haber ido contra la constitucionalidad de la ciudad. El juicio que siguió, a pesar de la defensa que hizo de Sófocles, Democares (4), la mayoría encontró culpable a aquel y la ley fue revocada. José Pascual señala que el decreto de Sófocles iba dirigido contra el Liceo, que era sospechoso, no sin razón, de oponerse a la democracia y de amistad hacia Macedonia. El Liceo, llamado así por encontrarse cerca del templo de Apolo Licio (en uno de los gimnasios de Atenas) donde Aristóteles había impartido enseñanza. Entonces Epicuro fundó El Jardín, su escuela de filosofía, y La Estoa nacería en 301 de la mano de Zenón.

Atenas, no obstante, siguió con problemas: en 306 el rey macedonio Casandro la atacó y sus tropas tomaron Filé, Panactón y Salamina, acudiendo en ayuda de la ciudad Demetrio Poliorcetes (“asediador de ciudades”) rey de Macedonia poco después, el cual restauró la democracia en parte. Pero antes (303) Casandro volvió a atacar Ática por Eleusis, El Pireo y Muniquia, aunque sin éxito. Tras la batalla de Ipso (Frigia, interior de Anatolia) (5) en 301 Atenas trató de librarse del dominio de Demetrio, pero ello le llevó a la tiranía en la persona de Lacares, posiblemente con el apoyo de Casandro.

Más tarde una oligarquía gobernó Atenas hasta que en 287 sus habitantes se rebelaron y expulsaron a una guarnición macedonia, que no obstante siguió controlando El Pireo y algunas fortalezas en el Ática, lo que hizo que los sentimientos atenienses contra los antigónidas no cesasen, pretendiendo establecer vínculos con una confederación etolia y con los lágidas de Egipto. Combates contra los gálatas y de nuevo contra Macedonia (guerra de Cremónides, retor ateniense partidario de los lágidas) jalonan esta etapa de Atenas, siendo el resultado desastroso para la ciudad.

(1)   José Pascual, “Epicuro y Atenas: la creación de una comunidad identitaria distinta de la pólis”,

(2)   Sobre una zona rocosa, cerca de la acrópolis, a más bajo nivel que esta.

(3)   Relacionado primero con Platón y luego con Atistóteles.

(4)   Sobrino de Demóstenes.

(5)   Se enfrentaron diversos generales sucesores de Alejandro: Seleuco, Casandro y Lisímaco de Tracia contra Antígono I y su hijo Demetrio, siendo derrotados estos últimos.


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