viernes, 11 de agosto de 2017

Astures contra Roma

Río Pisuerga en su curso alto

Carmen Fernández Ochoa considera que los enfrentamientos de los astures contra los ejércitos romanos estuvieron condicionados por los acontecimientos al sur de la cordillera Cantábrica (1). Esta autora cita a Floro, que a su vez habla de las incursiones devastadoras que hacían los cántabros sobre los pueblos de la meseta norte: vacceos, autrigones y turmógos. Queda por saber si los astures que asolaban la meseta del Duero eran los cismontanos o también los trasmontanos, porque lo cierto es que las dificultades físicas y las distancias no eran pocas.

 

Pero según los historiadores modernos, las causas de las guerras cántabras son varias: en primer lugar la riqueza minera de Asturias en un momento en que Roma necesitaba numerario, exhausta como estaba por la guerra mitridática, la piratería y los conflictos civiles protagonizados por jefes militares.

 

Asturias era rica en oro, malaquita y minio, hasta el punto de que Augusto ordenó que se explotase el suelo. También hubo motivos políticos y estratégicos, como el establecimiento de una frontera defensiva. Los historiadores clásicos que se han referido a las guerras cántabras son Dión Casio, Livio, Estrabón, Silio Itálico, Valerio Patérculo, Horacio y Orosio. Las fuentes arqueológicas son las monedas, sobe todo las de Carisio.

 

Otro aspecto discutido es el de algunos episodios militares, como la retirada del monte Vindius (Monte Blanco para algunos) (2) y la localización del monte Medulio, que algunos dicen en la desembocadura del Miño, otros en el Bierzo (entre las provincias actuales de León, Lugo y Ourense) y otros en el alto Miño. Entre las tre provincias actules citadas han aparecido el mayor número de monedas con la caetra. Parece haber acuerdo en que los galaicos no participaron en estas guerras cántabras, o quizá sí en el episodio del monte Medulio, que algunos dicen se produjo en 22 a. C. Roma estableció varios campamentos con el objeto de dominar una línea de 400 kilómetros: uno en Sasamón, otro en Astorga y otro en Braga. El historiador Syme sitúa lo más crudo de la guerra en Cantabria (año 26 a. C.) donde habría tenido lugar la batalla de Vellica, la actual Helechi (algunos la identifican con Monte Cildá). Este historiador –y otros le siguen- no admite que los ejércitos de los tres campamentos citados actuasen al mismo tiempo, pues también es partidario de excluir a Galicia en los enfrentamientos (en el alto Miño estaría la frontera entre galaicos y astures). A. Montenegro, por su parte, sitúa una importante batalla en Bergidum (cerca del actual Cacabelos, León). Después de la victoria de Monte Medulio los romanos establecieron un campamento en el lugar de la actual Lugo, base de la futura ciudad.

 

Tal importancia debió dar Augusto a la dominación del noroeste que decidió trasladarse  Hispania a fines del 27 o principios del 26. Ya en Tarragona, mandó abrir las puertas del templo de Jano, nombrando responsable de Lusitania a Publio Carisio. Augusto se dirigió a Cantabria estableciéndose en Sasamón, siguiendo una línea de penetración hacia el norte Pisuerga arriba y luego Besaya abajo. Luego parece que Augusto se dirigió contra Aracillum (Aradillos, en las fuentes del Besaya) con la ayuda de la escuadra desde el mar.

 

En el año 24 los astures o los cántabros, según relata Dión Casio, ofrecieron trigo al gobernador romano, pero dieron muerte a los soldados que se acercaron para llevarlo. El gobernador atacó a los indígenas venciéndoles y cortando las manos a los que fueron hechos prisioneros.

 

Los pueblos del norte estaban acostumbrados a luchar mediante guerrillas en zonas montuosas, no como los romanos, que preferían enfrentar batalla en llano. Los brigaecini de la zona de Benavente, por su parte, informaron a Carisio de las intenciones de los astures, que fueron vencidos y, los que pudieron escapar, se refugiaron en Lancia (Villasabariego), (3) pero Carisio sitió Lancia y la rindió.

 

En Cantabria aún habría un acto final que tuvo como protagonistas a los que habían sido vendidos como esclasvos en la Galia que, vueltos a su tierra, atacaron a los campamentos romanos. Es difícil saber que grupos étnicos fueron los protagonistas de este último acto de guerra, al igual que otros anteriores: las etnias protohistóricas se extendían desde el Cantábrico hasta el Bierzo, con Aracillum al este y el Miño al oeste. La autora a la que sigo señala que “es muy posible que los astures trasmontanos participaran activamente en las Guerras Cántabras, ayudando unas veces a sus vecinos del sur”, lo que parece indicar que el grueso de la oposición vino de los astures y cántabros cismontanos, así como serían estos los que atacaban a los pueblos cerealeros del Duero.

 

Sin descartar otros levantamientos indígenas después del 19 a. C., lo cierto es que Roma se dispuso a explotar las riquezas mineras estableciendo en el norte tres legiones, en tiempos de Tiberio, la VI Vixtrix en Lugo, la X Gemina en Rosinos de Vidriales y la VI Macedónica en Segisama.

 

(1)     “La conquista de Asturias por los romanos”, Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, núm. 104.

(2)     Algunos dicen que se trata de las sierras de Híjar, Coriza, Peña Labra.

(3)     No hay acuerdo sobre la localización de Lancia (si en la actual provincia de León o en la de Zamora).

 

 


 

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